Por: José Luis Rosas C.
Director de Radio Vinilo.
No, Nelson Venegas no es un mal diputado. Cada quién puede tener su mirada ideológica, pero lo que es justo es justo. Venegas, a diferencia de otros parlamentarios que hemos tenido en el distrito, es un diputado presente en la zona, fundamentalmente en su tierra, el Aconcagua. Participa en bingos, con el mundo rural, de actividades oficiales y hasta de licenciaturas de colegio en su semana distrital, lo que es harto, ya que varios representantes de este rincón de la región nunca más fueron vistos o derechamente, aparecen sólo para tomarse fotos en ceremonias de relevancia y en períodos electorales. De igual manera, e incluso superando su slogan de campaña “soy de acá”, ha extendido su presencia a comunas y provincias donde no lo conocía nadie y eso es sin exagerar, un logro del que dan cuenta sus redes sociales.
Pero hay algo que a Nelson Esteban le pasa la cuenta: su excesiva y a ratos inentendible lealtad a su querido Partido Socialista. Excesiva, porque ha tenido que tomarse fotos con figuras que “le han dado duro” e inentendible, porque lo que puede sonar a un atributo en la actualidad, cruza la línea del sentido común, al tener que ver cómo le apedrean el rancho desde sus propias filas. Es esta situación, la que sumada a que es presidente regional de la colectividad, la que lo lleva a tener que pisarse la cola en algunas ocasiones. El Venegas que va de frente, ese que es “choro” para debatir y que “se moja el poto”, es el mismo que tiene que comerse sus opiniones, las que, realizadas en público o en privado, lo llevan a contradicciones notables. Una de ellas es reciente. Esta semana en un vídeo publicado en su Instagram, Venegas apareció apoyando la candidatura de Rodrigo Mundaca, sí, el mismo con el que se agarró del moño cada vez que pudo y por diversas situaciones. Si bien es cierto que causa ternura cuando el abogado le toca el vientre de embarazada a Karol Cariola, con quién aparece en la pieza gráfica, y que suena hace rato como precandidata del comunismo al Senado por nuestra región, el material no resulta creíble como respaldo. En el fondo, todos sabemos que la relación con Mundaca, a menos que se hayan reconciliado y no nos hayan contado, es tensa y guarda notables capítulos.
En marzo pasado, por ejemplo, la polémica ardía entre ambos a la hora de buscar respaldos para Mundaca, para el que este proceso ha sido casi un parto, puesto que Venegas defendía la idea de llevar candidato de su partido, por sobre la autoridad en ejercicio. “El gobernador Mundaca ofendió al Partido Socialista… Mundaca ofendió a nuestro partido sin razón alguna, también lo hizo con el Partido Comunista, ¿entonces después nos piden que tengamos que seguir respaldándolo?”, dijo el diputado a propósito de las posturas que manifestaba el exdirigente de Modatima. Un mes antes, y a propósito de las críticas que hizo Mundaca a los parlamentarios del distrito 6, por la supuesta falta de proyectos en el área hídrica, Venegas le respondió que “él hizo en una conferencia sobre el agua —actividad que como siempre ocurre no hace invitación— un fuerte emplazamiento a todos los parlamentarios de nuestra región, señalando que no habíamos hecho nada respecto de este tema… o el gobernador no sabe, debiendo saber; o bien sabe, pero falta a la verdad”. De igual manera, el parlamentario comparó a Mundaca con el exintendente Jorge Martínez, sí el mismo que vino al Aconcagua menos veces que los dedos de una mano, porque en el contexto de la crisis del agua, se ha limitado sólo a entregar “camiones aljibe y apoyar a los APR”.
En fin. Más allá de los cruces de palabras entre las dos figuras y el sorprendente apoyo que entrega hoy el exalcalde de Calle Larga al Gobernador que quiere reelegirse, Venegas debe entender que su votación es transversal, que no es totalmente de centro izquierda, sino que la gente lo votó por lo que hizo en Calle Larga, comuna a la que transformó en 12 años de gestión, así como también por su carácter bonachón, porque tiene esa costumbre de abrazar a su gente, porque todavía recuerda el nombre de sus vecinos, porque es un político a la antigua. Venegas, en Aconcagua, es más que su partido, y si no lo entiende a tiempo, va a ser consumido por el fuego abrasador de la sociedad que castiga las volteretas de los políticos y la falta de consecuencia con los electores, que miran con sorpresa como un día se es opositor y después se entrega apoyo. Una de las tantas cosas raras que nos regala la política actual.